El trabajo infinito

En una ocasión el célebre filósofo alemán Fichte dijo : ich arbeite Immer ( yo trabajo siempre ), esta declaración , lejos de constituir una pedantería, es una lúcida observación  sobre la naturaleza del trabajo intelectual  en general y, más específicamente, sobre la naturaleza de la especulación filosófica  puesto que ésta y no otra constituía la materia de trabajo de Fichte . En este trabajo queremos defender la tesis de que también el trabajo literario comparte esta característica de la especulación filosófica .También queremos decir una o dos breves palabras acerca del modo en el cual se manifiesta esa actividad literaria y filosófica ., en otras palabras , actualizar la cuestión  .

    Lo primero que debemos decir es que la fuente de la cual se nutren los pensadores no es demasiado diferente a aquella de la cual se nutren los hombres de letras .Es cierto que en el caso de los filósofos, ensayistas, y en el caso de los que son llamados  intelectuales , el pensamiento reflexivo y conceptual  predomina por sobre el elemento imaginativo y por sobre la experiencia de vida , que son , junto a la experiencia histórica, la fuente de la cual se nutren la mayoría de los escritores ; pero es evidente que se producen entrecruzamientos y que muchas de las características del trabajo intelectual están presente en la obra de los escritores de los más diversos géneros .Ambos se orientan hacia la totalidad de la vida y se abastecen de todos los aspectos de ella .Esto es lo que diferencia su tarea de la de la inmensa mayoría de los hombres de ciencia, que en la mayor parte de los casos recortan una porción de la realidad para ceñirse al análisis de la misma . Los intelectuales y los escritores, todos los hombres que trabajan con la palabra , en general , están o deben estar atentos a todo lo que pasa y en ese sentido no pueden decir, a priori , que algo no tiene nada que ver con otro trabajo ; eso es lo que hace que el en el caso de los intelectuales y escritores , el tiempo de trabajo invertido en su obra resulte inconmensurable . analicemos con mayor detenimiento esta cuestión tomando como referencia  fundamental la precitada  aserción de Fichte.

       Es evidente que quien trabaja con la palabra y se ha volcado a la comprensión del mundo humano , prefiriéndolo por sobre la actitud que conduce al hombre a enfrentarse con la naturaleza para comprenderla , se encuentra permanentemente rodeado por su objeto de estudio; esto es así porque la naturaleza misma conserva siempre las huellas de lo humano . Esta situación hace que los hombres que recogen las experiencias propias y las de los otros hombres a los efectos de reflexionar sobre ella y expresarla a través de palabras, estén permanentemente condicionados por estímulos , muchos de los cuales les pasan desapercibidos, puede ser este estímulo una flor , por ejemplo , pero lo determinante va a ser siempre el efecto que la misma puede producir sobre algún ser humano . este es el verdadero objeto de la  experiencia estética . Es importante recordar el carácter netamente antropológico de este fenómeno , pero a los efectos de este escrito es más significativo poner de manifiesto la dificultad para determinar con exactitud el momento en el cual la inspiración se produce , así como también el objeto que actúa como disparador para que esta experiencia se produzca .

     Si se tiene en cuenta lo antedicho se va a inferir necesariamente que el momento en apariencia más intrascendente podría ser en realidad el punto de partida de una elaboración profundísima , o de una creación sublime. Así como el hombre de acción no registra sus emociones, el hombre que trabaja con las palabras, no tiene el registro de sus acciones , sólo de las consecuencias de los mismos, que son su creaciones.

     Aparentemente lo dicho hasta ahora no agregaría nada , porque ya el propio Fichte era conciente de esto y no era el único , pero lo interesante es ver como se entiende el trabajo intelectual en nuestra época a los efectos de saber si el mismo es bien comprendido ; no es nuestro objetivo realizar un estudio amplio de esta cuestión sino dar uno o dos ejemplos que pongan de manifiesto el hecho de que no siempre se interpreta bien la labor intelectual y que esto puede hacer que la misma se desvirtúe .

     El primer ejemplo lo encontramos en el libro de Bunge 100 ideas para discutir en el café ; en el mismo el célebre científico y pensador afirma que " hay tres clases de escritores : los que escriben con el reloj , contra él y sin él . Los primeros escriben metódicamente un número más o menos fijo de páginas por día ; los segundos redactan apremiados por las circunstancias ; y los terceros escriben cuando les da la gana ; este último ejemplo parece afirmar  la libertad de los creadores literarios; pero el propio Bunge es conciente de los límites de la misma  ,sobre todo cuando dice que "no hay poesía auténtica sin sentimientos, y éstos no se evocan a voluntad, salvo en el caso de los grandes actores "(cf p1). Un poeta puede escribir un verso cuando quiere , pero lo decisivo es hacerlo cuando el verso así lo  quiere   , ya que el poema, como toda manifestación literaria, tiene su propia vida y sus propios tiempos , los cuales deben ser respetados por el escritor. Bunge vio la relativa independencia del hecho literario con respecto a toda rutina , pero no da la impresión de que haya advertido el carácter constante de la creación literaria o filosófica . Eso es lógico porque hacerlo supone , ente otras cosas aceptar la incidencia de lo inconciente en el trabajo de los escritores y lo inconciente es cuestionado en muchas ocasiones por Bunge , pero lo que muestra que Bunge interpreta  la libertad de la tarea de los literatos y el papel que la inspiración juega en ésta , pero no ve la singularidad  ni la especificidad del hecho artístico es que dice que , en lo que hace a la inspiración , y al oficio "...el artista no se distingue del científico , del técnico ni del artesano fino " Ya hemos señalado , anteriormente , dentro de las posibilidades de este trabajo , las diferencias entre la tarea de los hombres que trabajan con las palabras y los hombres de ciencia . Se trata de dos manera radicalmente de interpretar la vida y. En lo que hace a la distribución de los tiempos de trabajo, podríamos decir que , paradójicamente , el hombre de ciencia trabaja más que nadie , pero no trabaja siempre , porque no encuentra en todo una materia adecuada para su trabajo .

      El otro ejemplo lo encontramos en la obra Dinero de Martín Amis ; en el mencionado libro el autor hace hablar al personaje principal con un escritor _ que no es otro que el propio Amis _ y le pregunta cuantas horas dedica por día a escribir , El escritor le contesta en forma detallada poniendo de manifiesto la rigurosa rutina con la cual cumple con su tarea de escritor  e incluso de lector .Es posible que en este procedimiento haya una cierta ironía , por parte del propio Amis, el cual sería conciente de que las cosas ocurren de otro modo , pero lo cierto es que la actividad literaria y cultural es presentada como un trabajo más , sujeto a determinados horarios y rutinas , cuando lo cierto es que se trata de una cosa completamente diferente . En todo caso , la tesis que aquí quiere defenderse es que la literatura profesional , la que es recompensada con dinero y debe realizarse de manera más o menos sistemática no es  sino una parte de la literatura , y hasta cierto punto , una parte reñida con la naturaleza del fenómeno literario , una suerte de domesticación o amaestramiento de la productividad literaria y filosófica ; este es el punto de vista desde el cual debemos interpretar , en la actualidad, el pensamiento de Fichte , a los efectos de que el mismo continúe sirviéndonos como ejemplo de una vida dedicada a la especulación y la productividad literario-filosófica . Un verdadero escritor no tiene un trabajo , un verdadero escritor es su trabajo.